La motivación principal de cualquier hospital o sistema de salud es entregar el cuidado de salud más seguro, más eficiente, más efectivo y más centrado en el paciente posible.¹ La entrega de este cuidado de alto valor depende de tener la mejor información disponible, incluyendo resultados de las pruebas, en el momento de tomar las decisiones clínicas. Sin embargo, el proceso de recibo de esta información con frecuencia se puede romper o ser ineficiente, conduciendo a desperdicio del sistema, costos aumentados y errores clínicos.